Lecciones aprendidas en 2021 sobre el trabajo

Lecciones aprendidas en 2021 sobre el trabajo
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El espacio de trabajo ha cambiado durante los últimos meses. Algunos cambios han venido para quedarse, mientras que otros serán opcionales; pero todos, de una forma u otra, han transformado la forma en la que trabajamos. Por ello, los hayamos propiciado o nos hayan sido impuestos de algún modo, es importante tener siempre en cuenta las lecciones aprendidas en 2021 sobre el trabajo, tanto para los espacios como para las personas.

En el comienzo de 2022 seguirá presente ese halo de que el trabajo no volverá a ser lo mismo. La forma de trabajar, los lugares en los que lo hacemos, las relaciones y un largo etcétera de cuestiones relacionadas con la actividad laboral, han tenido que modularse (o transformarse completamente). Lo que en 2020 fue un shock para muchos negocios, en 2021 se ha normalizado en buena parte de ellos. Parecía que el año que dejamos atrás nos traería poco a poco la normalidad; pero incluso en los mejores momentos de la pandemia (cuando parecía que estábamos cerca de superarla), la “nueva normalidad” se ha impuesto.

El trabajo en remoto, por ejemplo, es ya una de las opciones preferidas para un alto porcentaje de trabajadores. Otros prefieren volver a la vida rutinaria de la oficina, y otros combinar ambos mundos. Ese es un ejemplo ideal de cómo será el trabajo en el futuro: aprendizaje, adaptación, personalización y evolución continua. Veamos las lecciones aprendidas en 2021 que van a dibujar el panorama del entorno de trabajo este año; y quizá, los siguientes.

 

Trabajo flexible

Puede que la flexibilidad sea el paradigma de lo que nos deja el 2021 en el entorno laboral. Muchas empresas o áreas de actividad tienen pocas opciones para abrazar la flexibilidad en el puesto de trabajo; pero sin duda tratarán de hacerlo de algún modo. Y el resto, ya ve cómo el trabajo flexible forma parte de su día a día con plena normalidad.

No estamos hablando solo de teletrabajo, esa “solución” para continuar con la actividad a la que muchos empleados tuvieron que acostumbrarse a marchas forzadas. Esa experiencia, a veces traumática, nos ha dejado finalmente a un alto porcentaje de trabajadores que eligen esta modalidad como su preferida, pero en el caso de que no sea así para otras muchas personas, todos vivimos en un mundo laboral que camina firmemente hacia la flexibilidad.

Trabajamos ya (o nos relacionamos con clientes y proveedores) con diferentes estructuras de calendario semanal, comunicación asíncrona, trabajo remoto permanente, horarios flexibles, libertad de elección de localización, libre elección de días de vacaciones, reducción de jornada, etc. Y cada vez es más común oír noticias en este sentido.

Este camino es beneficioso para las empresas y para sus equipos. Entre otras cosas, las personas encuentran un mejor equilibrio entre vida laboral y personal; que es una cuestión adquiere cada vez más importancia en la atracción y retención de talento. Así, aunque existe la probabilidad de que esta tendencia sea pasajera, todo parece indicar lo contrario.

 

Satisfacción del empleado

La sombra de la “gran renuncia” sigue planeando sobre los empleadores en este 2022. Sin duda, en el ámbito de la gestión de recursos humanos, es el concepto más oído del pasado año, y hace referencia a la renuncia de empleados en masa que se ha dado el último año. Se ha producido, principalmente en Estados Unidos, por una combinación de motivos (necesidad de conciliación, fatiga pandémica, preferencia por el teletrabajo, dificultades para sindicarse, etc.) que se empiezan a contagiar a otros países.

La Great Resignation, como se le conoce a nivel global, está provocando dimisiones en masa; pero también una búsqueda intensiva de nuevos trabajos para sustituir al anterior. Y en este escenario, las empresas que quieren retener el talento, deben hacer un esfuerzo por contentarlo. Para empezar, conociendo las demandas, que no siempre son tan explícitas como se espera.

Los empleados del 2022, sobre todo los más jóvenes, buscan beneficios personalizados más que un paquete de bonificaciones general. Buscan también, cada vez más, acceso a servicios relacionados con la salud mental, ayudas en el cuidado de familiares dependientes, posibilidad de trabajo remoto y flexibilidad horaria. En Estados Unidos, por poner el ejemplo más estudiado, se han incrementado enormemente las peticiones de planes de salud y beneficios relacionados con las distintas opciones de fertilidad.

 

La lucha contra la desigualdad

La pandemia, a nivel general, ha supuesto una brecha de desigualdad. Esa brecha ya existía; pero por un lado, se ha acrecentado; y por otro, se ha hecho evidente para muchas personas que no eran conscientes de ella (o que antes no la sufrían de forma palpable y ahora sí). En algunos trabajos también se ha visibilizado de forma muy especial y, si solo podemos aprender una cosa del 2021, debe ser que luchar contra la desigualdad es avanzar hacia un futuro más sostenible, más justo y más rentable.

Los trabajadores de primera línea (sanitarios, limpieza, transporte, comercio…), que han soportado la máxima presión de la pandemia, siguen en una situación complicada derivada del estrés, falta de personal, planificación caótica o falta de medios. También hay carencias que experimentan, en términos generales, otros colectivos como las mujeres, migrantes o las personas con alguna discapacidad.

Por ello, volviendo al punto anterior sobre la satisfacción del empleado, es importante establecer beneficios de forma personalizada y evitar una excesiva generalización. Y empezar por lo más básico en la lucha por la igualdad: detectar las desigualdades. Por poner un ejemplo muy simple; hay quien quiere volver a la oficina lo antes posible, porque no tiene acceso a internet en casa o porque convive con otras personas que dificultan el desarrollo de la actividad laboral habitual.

 

Importancia de la salud y el bienestar

Se trata de algo tan básico que parece mentira que sea una de las lecciones aprendidas de 2021. Pero la pandemia, aparte de poner de relieve la importancia de cuidar la salud en el espacio de trabajo, también ha entrado en la lista de requisitos de los trabajadores y la agenda de las empresas que quieran seguir siendo competitivas.

Estábamos (bien) acostumbrados a exigir y cumplir medidas para evitar accidentes laborales, enfermedades ligadas a la actividad o problemas de salud asociados a determinados puestos de trabajo. En los últimos años, también, se ha visto un incremento de la relevancia de las políticas de promoción de la salud, los beneficios saludables o la importancia del diseño de espacios para incrementar el bienestar. Y el 2021 ha sido el año de la limpieza para prevenir enfermedades y la salud mental.

Que sean bienvenidos estos nuevos focos en la salud de los trabajadores, porque resulta imprescindible poner a las personas de la organización en el centro, empezando por lo más básico: la salud. Pero, también, pongamos en valor el buen número de beneficios que ofrecen estas acciones saludables para la mejora de la productividad y la competitividad; de modo que las empresas que no lo han hecho aún, comprueben su potencial.

 

Equilibrio entre vida laboral y personal

Como se ha comentado antes, la balanza entre el trabajo y la vida personal es cada vez más relevante. Pero es importante tener en cuenta que la vida personal no solo es la familia. La flexibilidad laboral ayuda a ir al médico, a llevar a los hijos al trabajo, a cuidar de una persona dependiente, etc. Pero la flexibilidad no es la panacea para balancear la vida de una persona: existe también el ocio, el descanso, la formación no relacionada con el trabajo, etc.

La eclosión del teletrabajo, además, ha empeorado muchas vidas en este sentido. Abordarlo de la noche a la mañana, sin un plan, una estrategia, espacio dedicado a tal fin, una visión o simplemente una formación básica para ello, ha tenido muchos efectos negativos: inexistencia de horarios, choques con otros miembros de la familia, relegación de tareas del hogar, etc.

Por eso, el equilibrio va más allá. Requiere también desconexión, herramientas para evitar el burnout o planes para retribuir adecuadamente las horas extra. Y es una cuestión tan importante como difícil, puesto que no solo depende de acciones por parte de las empresas y los trabajadores; se trata de un cambio cultural.

En los próximos meses veremos si es posible alcanzar ese equilibrio o, por el contrario, se traslada el presentismo a la nueva situación. ¿Estaremos contestando correos electrónicos a las once de la noche? ¿Dejaremos la aplicación de videollamada encendida un rato más para que conste que estamos trabajando?

 

Imposibilidad de hacer planes a futuro

2021 se suponía que iba a ser el año del trabajo híbrido. De algún modo, los trabajadores contaban con volver al trabajo presencial, aunque de una forma más flexible, con jornadas en remoto y una suerte de combinación con el teletrabajo. Muchas empresas, incluso, apostaron por esta modalidad rediseñando sus oficinas o incorporando espacios para la colaboración, mesas compartidas, etc.

Pero… no estamos aún en un escenario de trabajo híbrido (de hecho, muchos no saben todavía cómo materializarlo realmente). Y sobre todo, existen muchas diferencias entre países, sectores o empresas: algunas han decidido volver a la oficina, otras lo han hecho de forma parcial, otras siguen teletrabajando la jornada al completo… Y esto nos da una de las claves para el próximo año: no hagas planes demasiado rígidos a medio y largo plazo.

Hace mucho que estamos en un entorno muy cambiante, en el que la capacidad para adaptarse es una clave de éxito. La pandemia ha ahondado en esta característica de nuestros tiempos y todo lo que podamos pensar a futuro es especular.

Aún así, hay cosas que sabemos con una base bastante sólida, lo cual nos ayuda a rebajar la incertidumbre. Por ejemplo, en los apartados que hemos mencionado anteriormente. La importancia del equilibro entre lo laboral y lo personal, más aún en las nuevas generaciones, va a ser muy relevante. También sabemos que es cada vez más importante el propósito, el impacto en el entorno y la colaboración comunitaria para aceptar, rechazar o conservar un empleo. Y sabemos también, por ejemplo, que el trabajo híbrido tiene muchas opciones de ser el escenario ideal para el común de las organizaciones. No sabemos cuándo y, quizá, el modo exacto, pero es muy probable que llegue.

 

El 2022 será, de nuevo, un año difícil. Tenemos 12 meses por delante de mucha complejidad, donde la constante será el cambio. Estamos lejos de “dibujar” la nueva normalidad, pero seguramente tendremos más respuestas que preguntas a medida que avanza el año. Y esperemos que sea el año definitivo para superar la pandemia y la crisis que ha generado. Feliz año nuevo, mucho ánimo y cuenta con Rivera para alcanzar nuevas cotas de éxito en tu organización.