Qué es el gas radón, efectos y cómo medir y reducirlo

Qué es el gas radón, efectos y cómo medir y reducirlo
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¿Sabías que podrías estar respirando un gas radiactivo peligroso para tu salud? Este gas se llama radón, y es uno de los mayores problemas de salud pública en todo el mundo. Aunque no tiene color, olor, ni sabor; el gas radón puede filtrarse en nuestros hogares a través de las grietas y otros puntos de entrada, poniéndonos en riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. En efecto, la exposición prolongada al radón es responsable unas 20.000 muertes al año solo en Estados Unidos (referencia de National Cancer Institute), una cifra aterradora. Toma una bocanada de aire fresco y prepárate para conocer todo lo que debes saber sobre el gas radón.

 

¿Qué es el gas radón y sus tipos?

El gas radón es un gas radioactivo incoloro, inodoro e insípido que se produce por la desintegración radiactiva natural del uranio, que puede estar presente en suelos y rocas. El radón emana fácilmente del suelo y pasa al aire, donde se desintegra y emite otras partículas radioactivas. Dada su baja concentración, se diluye rápidamente y al aire libre no es una amenaza para la salud; pero sí lo es en los espacios cerrados.

También puede estar presente en el agua de pozo o en fuentes subterráneas como manantiales y perforaciones. En España, se ha adoptado un valor paramétrico de 500 Bq/l (becquerelios por litro) para el radón en agua potable y por encima de los 1000 Bq/l, se debe evitar el suministro de agua.

Como fuente de radiación natural que puede ser nociva para la salud, se estima que causa miles de muertes al año, ya que puede entrar en las casas y edificaciones a través de grietas o agujeros y espacios cerca de tuberías o cables, acumulándose en el aire interior sin ningún tipo de pistas o avisos.

El proceso de producción del gas radón comienza en el subsuelo, a una profundidad aproximada de 1 metro, y desde ahí puede subir hacia la superficie, concentrándose en las viviendas. Es relativamente sencillo que filtre en los edificios con un mantenimiento deficiente o con materiales de construcción de mala calidad, pudiendo entrar por los poros de las paredes de hormigón hueco o sumideros, y afectando en mayor medida a los bajos, las bodegas o los sótanos.

Aunque comúnmente se habla del gas radón en general, existen tres isótopos principales del radón:

 

Radón-222 (222Rn)

Es el isótopo más importante y común del radón. Se produce por la desintegración del radio-226 (226Ra), que es parte de la cadena de desintegración del uranio-238 (238U) y tiene un periodo de semidesintegración de 3.82 días.

Es el más relevante en términos de exposición humana debido a su vida media más larga, lo que le permite acumularse en espacios cerrados como hogares y lugares de trabajo. Y lo hace de manera “silenciosa” puesto que es incoloro, inodoro e insípido, dificultando la detección del radón sin equipos especializados.

 

Radón-220 (220Rn)

También conocido como torón, es parte de la cadena de desintegración del torio, un elemento químico metálico radiactivo. Tiene una vida media de 55.6 segundos y la contaminación por este tipo de radón se descompone completamente en aproximadamente una semana.

 

Radón-219 (219Rn)

Conocido como actinón, es el menos común de los tres isótopos. Su corta vida media (3.96 segundos) lo convierte en el tipo de menor importancia en términos de exposición humana.

 

Los efectos del radón en la salud

La exposición prolongada al radón, especialmente en interiores, puede tener efectos adversos graves en la salud:

  • Cáncer de pulmón. Muchos estudios epidemiológicos demuestran la relación entre la exposición al radón residencial y el riesgo de cáncer de pulmón. De hecho, el radón es la segunda causa principal de cáncer de pulmón después del tabaquismo, y la principal causa en no fumadores. Cuando se inhala, el radón y sus partículas radiactivas se alojan en los pulmones, emitiendo radiación alfa que puede dañar el ADN de las células pulmonares. El riesgo aumenta con niveles más altos de radón y con la duración de la exposición; y entre las personas fumadoras, se multiplica unas 46 veces.
  • Problemas respiratorios generales. En niveles muy altos, el radón puede causar irritación en las vías respiratorias, provocando dificultad para respirar, tos persistente y otras complicaciones.

Por estos motivos, especialmente por el riesgo de cáncer, se recomienda hacer pruebas de los niveles en las edificaciones y, de ser necesario, instalar un sistema de reducción.

 

Cómo detectar el gas radón en un edificio y cómo medirlo

Existen medidores que pueden determinar la exposición al gas radón midiendo la cantidad presente en un volumen determinado de aire en un momento preciso. Este proceso se suele alargar durante, al menos, 3 meses en los que se realizan varias mediciones. Aunque frecuentemente se realizan en períodos de otoño e invierno cuando la exposición puede ser mayor, esto no es un requisito indispensable.

El radón se mide en picocuries por litro (pCi/L), para describir la cantidad de partículas de radón en un litro de aire. La cantidad de radón en el exterior es generalmente 0.4 pCi/L, y en el interior alrededor de 1.3 pCi/L.

La concentración de radón en un edificio puede depender de tres factores según la Organización Mundial de la Salud:

  1. La cantidad de uranio presente en las rocas y el tipo de sustrato del suelo local.
  2. Los métodos de entrada de radón en el edificio (grietas, desagües, etc.).
  3. La renovación del aire interior.

 

¿Cómo reducir la presencia del gas radón en edificios y viviendas?

En primer lugar, es importante ser consciente de la exposición potencial al radón, ya que hay zonas con mayor riesgo que otras. Según el Consejo de Seguridad Nuclear, una de las zonas más afectadas en España, con niveles altos de radón, es la provincia de León, especialmente la zona de El Bierzo; así como en Galicia, Asturias, Extremadura, norte de Madrid y sur de Castilla y León, donde también puede haber niveles elevados.

En este mapa de la agencia de protección, se pueden ver las zonas con mayor concentración que, frecuentemente, coinciden con la presencia de suelos con más uranio, torio y radio, o con mayor permeabilidad como en los suelos porosos (suelos arenosos o gravas).

En estos lugares es muy importante, pero en todo caso, siempre es recomendable llevar a cabo las siguientes actuaciones para reducir la exposición:

 

Monitorización

Es fundamental medir los niveles de radón en el hogar y en otros espacios cerrados; especialmente en las áreas señaladas anteriormente, que son más propensas a tener niveles altos.

 

Sellado de grietas

Sellar y calafatear cualquier tipo de grieta y abertura en los cimientos o en paredes de los edificios es clave para limitar la entrada de radón en los edificios, ya este que proviene del suelo.

 

Ventilación

Mejorar la ventilación de los espacios cerrados puede reducir los niveles de radón. Por eso es importante desarrollar un óptimo protocolo de ventilación de forma periódica.

 

Calidad del aire

De forma adicional a la ventilación común, se pueden instalar aparatos de ventilación mecánica, depuración o limpieza del aire que ayuden a alcanzar la máxima calidad del aire posible.

 

Mitigación

En casos de altos niveles, se pueden instalar sistemas de reducción de radón para disminuir la concentración en interiores y reducir el riesgo. Consisten en tuberías y ventiladores que lo extraen del suelo y lo liberan al aire libre, reduciendo el nivel de radón.

 

 

El País Vasco está poco expuesto al radón, especialmente en Bizkaia. La presencia es mayor en la zona del Bidasoa a ambos lados de la frontera entre Gipuzkoa y Navarra, provincia en la que está más presente. Aún así, en nuestra zona también es conveniente llevar a cabo protocolos para protegernos de esta amenaza invisible, sobre todo en lo relativo a la renovación del aire y su limpieza Y también con protocolos de limpieza integral periódica, por sus múltiples beneficios asociados más allá de reducir la exposición al radón, tanto desde el punto de vista de la salud como de la protección ambiental.