Mejorar la calidad del aire para evitar enfermedades

Mejorar la calidad del aire para evitar enfermedades
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Una gran parte del día nos lo pasamos en interiores. Y decimos gran parte por no decir casi todo el día, porque mayoritariamente dormimos en casa, nos movemos en transporte público, trabajamos en oficinas y hacemos ejercicio en gimnasios. Es decir, que muchas personas pueden pasar cerca del 90% de su día en espacios cerrados. ¿No es una razón de peso para pensar en mejorar la calidad del aire en interiores?

Tras la pandemia y otras muchas epidemias de virus respiratorios, sabemos que la mayoría de los contagios se producen en espacios cerrados. Y, como cada año, nos enfrentamos a la gripe de invierno que, aunque no sea tan oída, siempre provoca muertes. Por no hablar de los catarros: quienes tengan hijos pequeños sabrán que cada pocas semanas vuelven de la escuela con catarro, y si son varios los menores, muchos padres y madres no quitan el catarro en todo el invierno.

Esto nos ha llevado tiempo comprenderlo. Al contrario de lo que ocurre con el agua, la mala calidad del aire no es tan fácil de percibir. Sabemos si un espacio tiene unos niveles de contaminación que nos den una alarma, pero hay ciertas cosas que no sabemos percibir: cuando el agua está mala huele mal, sabe mal, cambia de color… Con el aire podemos tener ciertas pistas, pero no es tan fácil averiguarlo.

¿Qué hacer entonces? La respuesta es bien sencilla, mejorar la calidad del aire en interiores. En palabras de Linsey Marr, experta en la transmisión aérea de virus en un artículo de la revista Science, debemos tratar el aire como tratamos el agua potable. Hace años se aceptaban las enfermedades transmitidas por el agua como algo normal, del mismo modo que ahora aceptamos los resfriados. Pero igual que entendemos que el agua del grifo no nos enfermará, debemos cambiar nuestra forma de actuar con el aire.

Mejorar la calidad del aire no solo previene enfermedades e infecciones, sino que también puede mejorar la calidad de vida de las personas. Ambas cuestiones, con su consiguiente ahorro de costes en tratamientos, pérdida de productividad por absentismo, etc. Mejorar la calidad del aire que respiramos en espacios cerrados es, de hecho, una de las medidas para evitar una nueva pandemia como la del coronavirus y sus consecuencias.

 

Cómo mejorar la calidad del aire en interiores

Dependiendo del caso concreto y el uso del espacio cerrado en cuestión, se pueden tomar unas medidas u otras. Pero es importante tener siempre en el punto de mira la forma de mejorar la calidad del aire para pensar en aquellos métodos que se pueden adaptar. A continuación, ofrecemos cinco ideas que pueden resultar interesantes:

 

Control del aire

Es importante medir el CO2 de las estancias para saber si los niveles son peligrosos y actuar en consecuencia. El medidor puede estar a la vista de todos los usuarios del espacio para que sean conscientes de sus propias necesidades en cuanto a calidad del aire se refiere.

 

Buena ventilación

Siempre que sea posible, es importante ventilar bien los espacios. En casa, por ejemplo, es recomendable ventilar todas las habitaciones al menos un par de veces al día, entre 10 y 20 minutos. Dependiendo de la zona, es recomendable filtrar el aire o emplear luz ultravioleta, ya que si el edificio está en un lugar muy contaminado la ventilación podría ser contraproducente.

 

Limpieza de calidad

El aire también se limpia; pero la limpieza general es crucial para preservar la salud de las personas. Es importante que los protocolos de limpieza sean ECO Friendly, por dos motivos principalmente:

  1. No utilizan químicos, cosa que es beneficiosa para la salud en general. No puede garantizarse la limpieza si no es saludable; y no se pueden matar virus a costa de empeorar la salud de las personas de otro modo por acción de productos químicos.
  2. Al ser respetuosa con el medio ambiente, la actividad no deteriora la calidad del aire general ni realiza emisiones que son nocivas para el conjunto de la salud pública.

 

Actividades al aire libre

Los países escandinavos tienen bastante integrada esta visión y, fuera de los meses más duros del invierno, es habitual ver niños jugando en parques en vez de en la escuela y profesionales celebrando reuniones fuera de las oficinas. Las enfermedades respiratorias se contagian menos en el exterior, pero además, el aire libre ofrece mejoras respiratorias a todos los niveles.

 

Reducción de la contaminación

Se trata de un punto con muchas implicaciones a distintos niveles, pero es muy relevante. Además, incluso desde el punto de vista del individuo, la comunidad o la organización se puede aportar. Tres ejemplos muy ilustrativos y sencillos de esta posibilidad: a nivel individual se puede potenciar una movilidad limpia, a nivel comunitario se pueden crear espacios verdes autogestionados y a nivel empresarial u organizacional, contratar productos y servicios ecológicos.

 

Es evidente que las Administraciones Públicas tienen mucho que decir, sobre todo de cara a mejorar los indicadores de contaminación y las formas de responder a la emergencia climática, pero todos podemos aportar para mejorar la calidad del aire. Tus espacios, el interior de tu casa o lugar de trabajo, deben ser lugares seguros en todos los sentidos. Deben ser espacios de confianza en los que respirar un aire sano, de la mejor calidad.